Comentario
Los principios del holandés Hendrik Petrus Berlage (1856-1934) están lejos de ese estilo cosmopolita que reflejaba los gustos de una clase media en ascenso. La clase media en Holanda tenía otras preocupaciones que le hacían estar más integrada en lo social. Berlage trabajaba en un contexto urbano y en general en el cuerpo de lo político-social. Responsable en 1901 de un plano para Amsterdam sur y preocupado por los valores de la ciudad, primó la calle, la continuidad física del entorno urbano y los monumentos representativos. En el corazón de la ciudad histórica, pretendiendo erigir un monumento moderno en sentido propio, proyecta la Bolsa de Amsterdam (1897-1903). El edificio se resuelve en una rigurosa articulación volumétrica: es una estructura exhibida de ladrillos, neorrománica, que expresa la exigencia de seguridad. La obra de ladrillo -"la pared, debe ser mostrada desnuda, con toda su prístina belleza y todo lo que se fije en ella debe ser eliminado como estorbo- contrasta con el resto de materiales -ladrillos esmaltados y normales, piedra cortada, hierro para la estructura de las bóvedas-. Reyner Banham resume sus principios: la primacía del espacio, la importancia de las paredes como creadoras de forma y la necesidad de una proporción sistemática. Las nuevas técnicas, al superar la relación estática tradicional, permiten que lo vacío domine sobre lo lleno. La lógica de Viollet-le-Duc está presente como en ninguna otra estructura del siglo XIX.